¡Ah, la antigua Roma! La cuna de la civilización, el imperio donde se forjaron leyes, se construyeron acueductos y se inventaron… ¿extintores? Si alguna vez te has paseado por las ruinas del Foro Romano y te has preguntado cómo los romanos lidiaban con un incendio en su insulae de varios pisos, es probable que tu mente haya divagado hacia la imagen de un valiente legionario, toga al viento, empuñando una especie de proto-extintor. Quizás te los imaginas recargándose con arena del Coliseo o, peor aún, con el vino de sus bacanales. ¡Menuda forma de apagar un fuego, eh!

Y es que, seamos sinceros, la idea de un romano moderno, con su uniforme impecable y su carroza de bomberos tirada por caballos, es casi tan absurda como pensar que Julio César pedía comida a domicilio con una aplicación. Claro, tenían sus métodos, muy rústicos y, a menudo, bastante dramáticos. Cuando el fuego se desataba en la bulliciosa Roma, no esperes ver a un «Vigiles Urbani» (que eran algo así como su policía-bombero) llegar con un sistema de presurización de agua y una manguera de alta tecnología. Lo más probable es que llegaran con cubos, picos y, si tenían suerte, alguna que otra manta mojada. Y mucho, mucho sudor.

Entonces, la respuesta corta y sin rodeos es: no, los romanos no usaban extintores tal y como los conocemos hoy. Su «tecnología» para combatir incendios era, digamos, un poco más… orgánica. Dependían de cubos de agua, de picar muros para crear cortafuegos (¡imagina el desastre en tu apartamento si tu vecino decide derribar una pared para evitar que el fuego llegue a su sala!), y de una organización que, aunque incipiente, intentaba mantener a raya los desastres. El mismísimo emperador Augusto creó los «Vigiles Urbani», que eran una especie de cuerpo de bomberos y policía nocturna. Su objetivo era, además de mantener el orden, estar listos para apagar cualquier chispa que amenazara con convertir Roma en un gigantesco horno.

Así que la próxima vez que veas un extintor en un edificio moderno, piensa en la suerte que tenemos de no vivir en una época donde tu única esperanza ante un incendio era un cubo de agua y la buena voluntad de tus vecinos. Y si alguna vez te preguntan si los romanos usaban extintores, ya sabes la respuesta: con una sonrisa irónica, diles que preferían las soluciones «artesanales».